Diferencias entre una póliza de crédito y un préstamo
Las pólizas de crédito abren una línea de financiación entre el cliente y el banco. De esta forma, siempre dispondremos de una cantidad determinada de dinero para utilizar en momentos puntuales. Por tanto, al solicitar una de estas pólizas no recibimos el dinero que se nos ha concedido, sino que se nos abre acceso a este para cuando queramos utilizarlo.
Por el contrario, cuando se concede un préstamo personal, el total del capital solicitado llega directamente a nuestra cuenta. Independientemente de que gastemos ese dinero o no, tendremos que hacer frente a la devolución de todo el capital más sus intereses. Este, sigue una tabla de amortización de préstamo basada en que el cliente siempre pagará la misma cuota mensual durante toda la vida del préstamo.
Esa es otra de las claves que merece la pena destacar, ya que cuando utilizamos una póliza de crédito solo pagamos intereses por el dinero que realmente utilizamos, no por el total del crédito que se nos ha concedido.
Por ejemplo, imaginemos que vamos a contratar una póliza de crédito con un tope de 20.000 €. Así, durante los primeros meses no necesitamos tocar ese dinero pero una emergencia nos obliga a retirar 5.000 €. A la hora de devolver el dinero, sólo pagaremos intereses por los 5.000 € que retiramos, no por el total de 20.000.
Lo habitual es que las pólizas de crédito se contraten con un año de vencimiento, tras el cual el cliente puede optar por renovarla o no.