Préstamos hipotecarios
Como su nombre indica, este tipo de préstamo está destinado a pagar una hipoteca de un bien inmueble. Así, los préstamos hipotecarios se diferencian de los préstamos personales porque existe una “garantía real”, este bien inmueble, que pasará a ser propiedad de la entidad financiera que otorgue el préstamo en caso de no ser pagado.
Son préstamos de altas cantidades que sirven para el financiamiento de necesidades relacionadas con bienes inmuebles: compra, construcción, remodelación, ampliación, mejora.
Estos bienes pueden ser viviendas, terrenos, oficinas, locales comerciales o consultorios.
En el préstamo hipotecario se ofrece como garantía el bien inmueble. En caso de no devolver el dinero, la entidad financiera pasa a ser su propietaria.
Los préstamos hipotecarios son el medio de financiación que permite a una persona comprar una vivienda sin tener el dinero necesario para hacer frente que tiene el piso. La entidad bancaria ofrece el dinero a cambio de un aval. Normalmente el aval suele ser la vivienda que se ha adquirido, la nómina y en ocasiones también se suele exigir otro aval externo para que el banco pueda tener más seguridad a la hora de conceder el dinero.
Debido al alto valor de los préstamos, las hipotecas son a largo plazo, es decir, por regla general la vida útil de las hipotecas suele ser de 15 a 30 años. Todo dependerá del importe a devolver. Como siempre se recomienda, lo importante es coger una cuota mensual adecuada a la situación económica, lo cual hace que el dinero tenga que ser devuelto en un periodo mayor o menor de tiempo. Otra diferencia respecto a otros préstamos es que se puede solicitar en otras monedas, aunque ya no suele ser común solicitarlo en otras divisas.